Ahora, lo que voy a decir aquí solo se refiere a mi experiencia. De ninguna manera hablo por nadie más. Está perfectamente en desacuerdo con otras personas, pero quiero darle mi perspectiva de la manera más precisa y objetiva posible. Ahora la pregunta en cuestión: “Si pudieras retroceder en el tiempo, ¿te unirías al ejército otra vez?” …
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Este es el por qué
Vivimos en la era en la que podemos conocer gente a través de Internet y compartir nuestras vidas una imagen a la vez. Es casi como si hubiéramos permitido que el mundo entero tenga acceso a nuestras vidas personales. “No es que haya nada malo en eso”.
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El primer día de entrenamiento básico me confiscaron el teléfono y el acceso a mi precioso teléfono desapareció … Esto me abrió los ojos al mundo en esas primeras horas de esa primera mañana y aprendí una lección importante. Nadie fuera de mi reino físico realmente importaba. Las personas con las que estaba rodeado eran las personas con las que tenía más en común. Si mi teléfono no hubiera sido confiscado, podría no haber conocido a algunas de estas personas realmente fascinantes. Estoy seguro de que el sentimiento fue mutuo.
Si puedes contar a tus verdaderos amigos por un lado, ya sabes lo que voy a decir. La mayoría de las personas que crees que son tus amigos en las redes sociales o en tu trabajo no lo son en absoluto. Me hago estas preguntas cada vez que evalúo a las personas que me rodean. “¿Me sacarían de la cárcel, me meterían en su casa hasta que encontrara mis propios alojamientos, y agregarían a mi experiencia de vida de una manera positiva”.
Formulé todas estas preguntas sobre las verdaderas amistades en mi servicio militar. Aprendí en este entorno cómo socializar hasta cierto punto, se podría decir. Descubrí cómo ser lo que la organización quería que fuera, sin sacrificar nada de mi moralidad. Lo llaman “jugar el juego” en cada unidad en la que presté servicio. Fui lo suficientemente bueno como para pasar la selección de fuerzas especiales a los 19 años de edad. El siguiente chico más joven de mi clase tenía 23 años. Lo atribuyo no a mi nivel de condición física, sino a las interacciones que tuve día tras día con todos los demás candidatos durante el transcurso de la selección. Nunca olvidaré esas experiencias, lo bueno o lo malo. Siempre serán un recordatorio de lo que puedo hacer si me propongo algo. Más importante aún, son un recordatorio de los duros hechos de la realidad, no es lo que sabes, sino a quién conoces.
No pienses que de alguna manera será tu experiencia, porque es probable que no la veas de la misma manera que yo. La vida es una experiencia subjetiva, y no puedes esperar vivirla de manera similar a la de los demás. No suena a “lejos”, pero creo que el universo tiene una forma de proporcionar lo que cada uno necesita de una manera peculiar. No puedes controlar lo que sucede. Puedes montar la ola y ver a dónde va.