Las armas nucleares son armas que derivan su poder destructivo de una de las reacciones nucleares, fisión o fusión o ambas. Los efectos primarios de las armas nucleares son el calor intenso, casi un millón de grados Kelvin en el hipocentro, presiones enormes de varios cientos de psi, lo que resulta en vientos de alta velocidad y tormentas de fuego. Además, la explosión produce una onda de choque, que nivela cualquier edificio, estructura o instalación dentro de un radio de una o dos millas conocido como radio de destrucción total. Los efectos secundarios incluyen lluvia radiactiva, envenenamiento por radiación cuando se expone al polvo y los desechos radiactivos que afectan a las entidades biológicas. Los efectos secundarios también incluyen un pulso electromagnético o EMP que elimina casi todo lo que funciona con electricidad. Esto también causa un radar temporal o un apagón de comunicación.
Por otro lado, las armas radiológicas o las bombas sucias no son armas nucleares. Repito, no son armas nucleares. Son cargas comunes de RDX o TNT rodeadas de materiales radiactivos. Cuando se disparan estas cargas convencionales, dispersan los materiales radiactivos en áreas de varios kilómetros, contaminando plantas y animales. Son armas de homicidio puro y de ahí el nombre de bombas sucias. La explosión de las cargas que dispersa esos materiales radiactivos también puede causar algún daño a los objetos o edificios cercanos.